El helado es una deliciosa y refrescante golosina que ha estado presente en la historia de la humanidad durante siglos. Se cree que los antiguos persas y chinos ya disfrutaban de bebidas heladas hechas con hielo y frutas, y que los romanos tenían el hábito de mezclar nieve con miel y frutas para hacer sorbetes.
Sin embargo, fue en Italia donde se desarrolló la técnica de hacer helado tal y como lo conocemos hoy en día. En el siglo XVI, los italianos comenzaron a hacer sorbetes y helados con leche y crema, y pronto se convirtió en una delicia popular en toda Europa.
Con el tiempo, el helado se convirtió en un postre global y se desarrollaron muchas variedades y sabores. En la actualidad, existen helados de todo tipo, desde los clásicos sabores de vainilla y chocolate hasta innovaciones más atrevidas como el helado de wasabi o el helado de queso de cabra.
Además, la tecnología ha permitido la creación de helados cada vez más suaves y cremosos, y se han desarrollado técnicas para hacer helados sin azúcar, sin lactosa y sin gluten, lo que permite que más personas puedan disfrutar de esta delicia.
A pesar de su larga historia y evolución, el helado sigue siendo una golosina popular y amada por personas de todas las edades en todo el mundo. Y es que, al final del día, el helado es más que un simple postre: es una experiencia que nos refresca y nos hace felices.